El Mito de Medusa y Perseo

Te contaremos aquí una historia muy interesante y de seguro te va a interesar saber más de los personajes que arman este mito. La historia ocurrió en el Monte Atlas y fue hace muchos siglos. En ese monte había un lugar donde habitaban cuatro hermanas que no eran muy agraciadas por su belleza y encanto. Realmente a ellas la belleza les había sido negada.

Estas hermanas llevaban por nombre: Gorgonas. Eran Esteno, Euriale y Medusa.

De todas ellas la más espantosa de aspecto era Medusa.

Y ¿por qué era tan fea? Resulta que sus hermanos eran inmortales y ella no lo era y su horrible presencia se debía a que en su cabeza no tenía cabello sino un montón de serpientes vivas.

Todos le temían a Medusa y no era para menos, pues ella no podía ver a la cara a ningún ser vivo, porque de una vez este se convertía en piedra.

Fueron muchas flores, animales y personas que ella miró fijamente y el resultado fue ese, todos petrificados para siempre.

Fueron muchos los héroes que a lo largo de los años se plantearon el reto de matar a Medusa. Usaron muchas estrategias para lograrlo, pero todo fue en vano.

El resultado era que por doquier había uno y otro y otro guerrero petrificado. Todo estaba desolado y lleno de estatuas armadas. Todos habían hecho su mejor intento, pero ninguno lo logró.

Pero nada es imposible. Así que un buen día apareció en la escena el hijo del dios Júpiter, llamado Perseo. Él sabía muy bien los peligros que corría si intentaba acercarse a Medusa. Sin embargo, no se dio por vencido antes de intentarlo.

Perseo se había preparado un arma diferente para enfrentarla, era una espada encorvada con un filo infalible.

Esta espada se la había regalado el dios Mercurio.

Además de la espada Perseo tenía un gran escudo que era muy muy fuerte. El material de este escudo era bronce y relucía como si fuera un espejo.

Otra arma poderosa que tenía Perseo, eran unas alas que tenían la propiedad de volar solas, bastaba que él las pusiera en sus talones y estas levantaban el vuelo.

Así que Perseo llegó al Monte Atlas volando y divisó a Medusa. Él en vez de abalanzarse contra Medusa, decidió mantenerse alejado de ella y observarla.

Su idea era Jamás verla a la cara, Nunca mirarla a los ojos. Por ello para observarla se protegió con el escudo de bronce usándolo como espejo a la vez. Esto le permitía observar bien todo lo que ella hacía.

Ya Medusa se había percatado de la presencia de Perseo y se empeñaba en asustarlo caminando de manera agresiva, con gestos y palabras feas.

Mientras ella se movía, las serpientes de su cabeza se avivaban y hacían un sonido como un silbido agudo ensordecedor.

A pesar de ello, Perseo no se amedrentó y ella no logró que él la mirara directamente como ella quería.

Esta insistencia de hacerlo caer en su trampa la fue debilitando y comenzó a sentir sueño por el cansancio, hasta que finalmente sus terribles ojos se cerraron por completo y obviamente las serpientes hicieron lo mismo, quedaron tendidas sobre su cabeza.

Fue ese el momento propicio para que Perseo sin hacer un solo ruido, pudiera empuñar su espada y con ella procedió a cortar la cabeza de este monstruo llamado Medusa.

El mito cuenta que Perseo conservó la cabeza y con ella pudo combatir a sus enemigos, convirtiéndolos en piedra.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Subir