Los tikunas pueblan la tierra

Yuche, era un Dios indígena, que habitaba el mundo en completa soledad. Sus compañeros eran los paujiles, los simios, langostas y grillos. De esta manera veía cómo iba envejeciendo la tierra, lo que notaba a través del comportamiento habitual de esos animalitos en su quehacer diario.

Estaba seguro que la vida era solo el transcurrir del tiempo y nada más, para luego esperar la muerte.

Yuche habitaba en un lugar sorprendente. En toda la tierra, no existía un terreno tan bonito y majestuoso, se trataba de una linda choza enclavada en un claro dela selva, espacio preparado por él.

Tenía un manantial de agua cristalina, el clima era muy fresco y ni el sol ni la lluvia le quitaba lo placentero a aquel hermoso lugar. Se comenta que ese sitio no ha sido visto por ninguna persona y que los Ti kunas abrigan la esperanza de poder verlo y visitarlo algún día.

En una ocasión Yuche, fue al río a darse un baño, como era su costumbre diaria.  Se fue metiendo lentamente y al inclinarse vio el reflejo de su rostro, en ese instante, se dio cuenta que su rostro se había vuelto viejo, lo cual le produjo una gran tristeza.

“Me siento muy viejo y en soledad”. “La tierra estará desolada cuando yo muera”. Muy triste y caminando poco a poco, se fue de regreso a la choza. El ruido de la selva y canto de las aves le producían una gran nostalgia, que lo apesadumbraba en el alma.

De repente, sintió como una picada de algún insecto en la rodilla. Esto le produjo un gran dolor y un calor muy fuerte que le subía por todo el cuerpo.

“Me siento muy extraño decía, al llegar a casa dormiré”. Como pudo caminó hasta la choza y se acostó en la hamaca y se durmió. Su sueño fue muy largo y sentía que mientras más dormía, más viejo se ponía y se debilitaba y de su cuerpo agotado salían muchos seres.

Al día siguiente, al despertar, no pudo ponerse en pie, ya que sentía demasiado dolor y fue entonces que vio que su rodilla seguía muy hinchada, pero su piel había cambiado a un color transparente y notó que dentro de su rodilla se movía algo.

Yuche, acercó la mirada y vio a dos seres pequeños trabajando. Eran un hombre y una mujer que hacían labores de artesanía. Ante esto Yuche les preguntó:

-¿Quiénes son ustedes? ¿Cómo pudieron llegar hasta ahí?

Pero nada le contestaron y Yuche trató de ponerse de pie y se cayó rompiéndose la rodilla y de inmediato salieron de ella los dos seres que comenzaron a crecer muy de prisa, mientras Yuche agonizaba.

Fue así que los ti kunas, vivieron mucho tiempo por la zona y se reprodujeron, para luego irse a poblar otras tierras y jamás volvieron a aparecer, cuentan que se internaron en la selva.

Hasta hoy, muchos pobladores ti kunas, han intentado dar con aquel lugar de Yuche, pero nadie lo ha podido encontrar. Algunos dicen que queda en Brasil y es una quebrada que va hacia el río Yavarí.

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