Teseo y el Minotauro

En la antigua Grecia ocurrían muchas escenas que se coinvirtieron en mitos que debes conocer. En esta historia te hablaremos de Teseo y el Minotauro. Presta mucha atención que estamos seguros que te apasionará esta aventura.

En una Isla llamada Creta existía un gobernante muy famoso que era Rey. Este se llamaba Minos. En su tiempo la abundancia era común, la prosperidad era lo que prevalecía.

Minos no solo gobernaba Creta sino que también tenía poder en otras islas. Estas islas estaban ubicadas en el Mar Egeo.

Este poder de Minos hacía que todos los pobladores de estas otras islas respetaran a los cretenses que era la tierra propia donde residía Minos.

Habían pasado largos años en los que este rey estaba en el poder. Todo era normal en Creta hasta que un día Minos se entera de que su hijo había fallecido en otras tierras, a manos de alguien que le dio muerte específicamente en Atenas.

Fue así como la irá de Minos se exacerbó. No podía creer que hubiese perdido a su querido hijo. La rabia lo llevó a declararle la guerra los atenienses.

Para entonces, Atenas no tenía la capacidad de enfrentar la arremetida del Rey Minos, pues era aún una ciudad muy pequeña. Por ello decidieron enviar a unos emisarios para que lograran llegar a un acuerdo de paz con Minos.

El rey recibió a los emisarios y aceptó no destruir Atenas, pero a cambio de ello les puso una condición:

Nada más y nada menos los atenienses debían llevar a siete jóvenes mujeres y siete jóvenes hombres  a la isla de Creta para lanzarlos al Minotauro.

Resulta que en palacio del Rey Minos había un laberinto inmenso y en él muchas salas, galerías, recámaras, pasillos etc. Era muy difícil salir de este laberinto después de entrar. Esa era una dificultad mayúscula, pero lo peor de todo era que dentro de ese laberinto vivía el Minotauro.

Esta criatura era un monstruo que tenía la cabeza de toro y su cuerpo era de humano. Los cretenses, cada vez que la luna era nueva, tenían que dejar a un hombre en el laberinto par que el monstruo se alimentara.

Obviamente la condición que les puso Minos a los atenienses era aterradora. Todos temblaron de miedo ante tal solicitud, pero ya no tenían ninguna alternativa, debían hacerlo en pro de su pueblo. Si no lo hacían la guerra continuaría y Atenas sería destruida.

Todos angustiados comentaban sobre el asunto y fue entonces cuando un joven llamado Teseo, hijo del Rey Egeo, dijo que él sería uno de los jóvenes que iría en el grupo a Creta.

Todos viajaron en un barco y en señal de luto pusieron velas negras. Teseo le había dicho a su padre antes de partir que si él lograba vencer al Minotauro, pondría velas blancas en señal de triunfo.

Los catorce jóvenes llegaron a Creta y fueron llevados a una antigua casa. Allí debían permanecer hasta que llegara el día en que fuera luna nueva, para que vinieran a buscar a uno de ellos y llevarlo al laberinto.

En los días de espera, Teseo y Ariadna se conocieron. Ella era una de las hijas del Rey Minos. Ariadna terminó enamorada de Teseo y por amor decidió apoyarlo en la ida de vencer al Minotauro y salir vivo del laberinto.

Fue entonces que Ariadna le dio una espada mágica y un ovillo de hilo a Teseo. La idea de este ovillo era atar una punta a la entrada para poder guiarse y encontrar la salida, una vez que venciera a Minotauro.

Ariadna realmente estaba enamorada de Teseo y le pidió que al salir del laberinto, se la llevara con él a Atenas. Claro ella temía ahora por la furia de su padre, pues seguramente sabría que ella ayudó a Teseo a librarse.

Pasaron los días hasta que llegó la Luna nueva y uno de los atenienses debía ser entregado al Minotauro. Entonces muy valientemente, Teseo se propuso para ser él el primero en ir.

Apenas llegó a la entrada del laberinto, ató la punta del ovillo a una piedra y así comenzó a caminar por pasillos y galerías y a medida que caminaba la penumbra se hacía mayor y no se escuchaba ni el ruido del viento.

Seguía caminando hasta que de pronto comenzó a escuchar una respiración cada vez más fuerte. Se trataba del Minotauro que cada vez estaba más cerca.

Lleno de miedo, pero sin dar un paso atrás caminó hasta ver al Minotauro de frente. Realmente era un monstruo aterrador que emanaba sonidos que intimidaban a cualquier ser.

El monstruo se abalanzó hacia Teseo y allí este lo alcanzó con su espada haciéndolo desplomarse. Teseo venció así al Minotauro.

Muy aturdido, tomo el ovillo y comenzó a caminar rumbo a la salida del laberinto. Ya en la entrada vio a Ariadna quien lo esperaba ansiosa.

El rey Minos a ver esta victoria de Teseo dejó en libertad a los otros jóvenes quienes volvieron a Atenas.

Teseo antes de zarpar metió a Ariadna a la embarcación para llevarla con él tal como lo había prometido. La hermana de Ariadna se sumó al grupo, Fedra no quería dejar sola a su hermana.

No fue fácil el viaje de regreso a Atenas. Una tormenta embistió la embarcación y fueron a dar a otra isla en la cual Ariadna desaparece. Buscaron por doquier sin ningún resultado positivo. Así que tuvieron que partir sin ella.

Ariadna estaba en la isla y no la vieron y al despertar ella gritó pero no logró que la escucharan.

Teseo muy triste por la pérdida no izó las velas blancas en señal de victoria.

Desde que Teseo partió, su padre iba a la orilla a ver si este regresaba y un día vio a lo lejos la embarcación que venía con las velas negras y creyó que su hijo había sido devorado por el Minotauro. Destrozado Egeo, se quitó la vida y cuando Teseo llegó a Atenas, fue recibido como un héroe. Por ello los atenienses lo proclamaron rey de Atenas y su esposa entonces fue Fedra.

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